Había desfiles, entrevistas televisivas, la autoridad máxima lo condecoraba. Su triunfo era el nuestro. Y aplaudíamos con entusiasmo. Después, el héroe regresaba al extranjero.
Y nosotros volvíamos a recorrer las ruedas giratorias fijas que nos daban la ilusión de avanzar. Las puertas de las jaulas se cerraban.
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, 2010
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