20 de septiembre de 2013

Adicción

Se habían conocido en un congreso científico internacional. Ambos eran investigadores renombrados. Pero ella tenía una segunda, secreta pasión: la danza del tango se le había clavado “como un puñal en la sangre”. Nada más oír la música, corría a una milonga a abrazar y a ser abrazada, a vivir –por unos minutos- un romance ideal con un hombre inexistente. Pero también creyó que por la edad y el curriculum, era hora de establecerse. Él le pareció un postulante adecuado. Guardó los zapatos de baile y le dio el sí.
Antes de casarse, habían precisado dos cosas: él, por ser extremadamente celoso, no la dejaría ir sola a ninguna parte (sería capaz de matar, reforzó); ella exigió que en la casa se escuchara sólo música clásica.
Por un tiempo fueron felices.
Un día él trajo una colección de viejas grabaciones del dos por cuatro. “Son clásicos” se justificó y las notas llenaron la casa. Ella anunció “salgo una hora” y escapó hacia un local de baile.
Regresó con los ojos brillantes, la cara arrebolada. Él se acercó a besarla; aspiró los perfumes varoniles que, superpuestos en capas, cubrían las suaves mejillas. Entonces ella adivinó todo lo que iba a pasar por el gesto de él, por el temblor que lo estremeció, por cómo se puso pálido antes de dirigirse al dormitorio. Ella adivinó, antes de oírlo abrir violentamente un cajón, antes oírlo volcar su contenido en el piso, antes de oír el disparo.
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010

15 de septiembre de 2013

Abrazo

Cuando terminó la música, la rendida bailarina de tango le dijo a su pareja:
- Caballero, ¡el suyo sí que es un abrazo contenedor!
El compadrito retrocedió un paso, se miró las manos sorprendido, volvió a mirarla a ella.
- Está equivocada, señorita. Yo siempre bailo sin tenedor ... y sin cuchillo –y se retiró, ofendido. 
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010

8 de septiembre de 2013

Presentación de la Antología ¡Basta!

04-09-13

¡Basta! 
Cien mujeres contra la violencia de género




En los últimos años se ha globalizado el término 'femicidio': esta palabra nueva que ingresa a la lengua condensa historias viejas porque designa nada menos que los asesinatos perpetrados a mujeres por diversas violencias de género. En medio de este horror, ha surgido un movimiento de lucha femenina, creativa y vital. Por iniciativa de un grupo de escritoras chilenas, en 2010 se publicó la pionera Antología ¡Basta! la que se propuso el desafío de escribir en microficciones de 150 palabras como máximo las historias reales o ficticias de mujeres violadas en su condición femenina. En 2012 se publicó la versión peruana de ¡Basta! y ahora, con esta publicación argentina, la red de microficciones se extiende.
(Fragmento del prólogo: Amor Hernández, Fabián Vique, 
Leandro Hidalgo, Miriam Di Gerónimo y Sandra Bianchi).



Romance

Durante el tiempo que se encontraron regularmente para salir juntos, ella llevaba manzanas en la cartera. Caminaban mucho, casi hasta el agotamiento: cuando caía el sol, se sentaban en un banco de plaza y comían las manzanas. Hablaban sobre películas, sobre el calentamiento global y las modificaciones que la cibernética producía en la vida cotidiana. Después, él la acompañaba hasta la puerta de la casa. Se despedían con un ardoroso beso que invariablemente preludiaba lo que nunca se concretó porque él partía apurado, también invariablemente.
Y así, sin cambios, pasaron dos meses hasta que ella conoció al hermano de él.
e-Nanos 
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010