23 de junio de 2012

Hermanos

Para darnos leche, tengo una sola oveja con su cría, pues soy labrador. Cuando el frío se clava en el valle, mi mujer me recuerda:

- Caín, guárdalos en nuestra choza.

El corderito es blanco, perfecto. Si retoza entre los campos se diría que una nube ha descendido sobre la tierra. Si bala, los lirios parecen responderle. Tiene el hocico húmedo. Pronto mi hermano Abel lo llevará a los montes, junto con su rebaño numeroso. Allá arriba la hierba es dulce y fuerte el aire. Será más sabio que yo mi cordero, pues desde las colinas verá al ángel con la espada de fuego guardando la entrada al Paraíso que dilapidaron nuestros padres. Mas he de perderlo, porque Abel lo reclama como pago por el servicio de la oveja y mañana debo entregárselo.
Pero al alba juntaré las verduras que quemaré en sacrificio a mi Señor.
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010


5 de junio de 2012

La otra mejilla

El reo cumpliría una condena por haber golpeado a un hombre inocente. La autoridad citó al agresor a su despacho.
- ¿Por qué lo hiciste? - preguntó.
- Yo no fui, fue el Turco.
- Pero golpeaste al que pasaba. ¿Lo conocías?
- Para nada, no. Pero yo soy muy creyente ¿sabe?. Esta medallita me la dio mi mamá y ella hasta me mandó al catecismo. No aprobé porque soy medio lento. Ahí nos decían a cada rato (y eso me lo acuerdo siempre): "hay que poner la otra mejilla". Por eso, cuando el Turco se me vino encima, y yo sé que pega muy fuerte el Turco, me dije "mejor la otra mejilla", como en el catecismo ¿no?. Fue pura mala suerte que justo viene a pasar aquel ... le hice poner la mejilla que faltaba.

e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, 2010