24 de febrero de 2009

Polizonte en el universo

Era una partícula, una nada suspendida por un segundo entre el cielorraso y el vacío, colgada apenas de su hilo plateado. Alpinista invertida sin montaña, empezó a hipar metódicamente esa hebra que surgía de los laberintos microscópicos de su arácnido plexo solar. ¡Acróbata loca, motita roja con sus ocho levísimas patas! ¡Hay que tener agallas! Abajo: los papeles, la alfombra, la aspiradora, la muerte.
Un dedo índice gigantesco intercepta su liana de plata. Otro destino, sí, pero ¿cuál? Sin práctica, es muy arduo jugar a ser un dios.
Cerca hay un macetón coronado por un enorme helecho. Allá va el dedo, con liana y arañita. En cuanto ella toca tallo firme, se larga verde abajo por el infinito puente .
Días después invisibles crías bermejas se afanan entre las hojas. Y surge la pregunta: a nosotros ¿nos ocurrirá lo mismo?


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó "¡Acróbata loca, motita roja con sus ocho levísimas patas!" ¡Podría ser un tango!

Y es así nomás, uno a veces es dedo que juega con liana, y otras motita roja que escapa del dedo.

Anónimo dijo...

Sí, Jack, gracias por el comentario. Dedo frente a los personajes, motita roja en el subte.