30 de octubre de 2012

Coincidencias

Como opuestos complementarios, hemos coincidido en todo desde el primer momento.
Él ama el frío, adoro el calor; él prefiere el día, me activo de noche; él es carnívolor, elijo las verduras; él es devoto, yo no. Los deportes le atraen, prefiero los libros. Ama la montaña, lo mío es el mar.
Tanto coincidimos, que aun en esto estuvimos de acuerdo: nos divorciaremos.
e-Nanos
Macedonia Ediciones-Morón-2010

23 de junio de 2012

Hermanos

Para darnos leche, tengo una sola oveja con su cría, pues soy labrador. Cuando el frío se clava en el valle, mi mujer me recuerda:

- Caín, guárdalos en nuestra choza.

El corderito es blanco, perfecto. Si retoza entre los campos se diría que una nube ha descendido sobre la tierra. Si bala, los lirios parecen responderle. Tiene el hocico húmedo. Pronto mi hermano Abel lo llevará a los montes, junto con su rebaño numeroso. Allá arriba la hierba es dulce y fuerte el aire. Será más sabio que yo mi cordero, pues desde las colinas verá al ángel con la espada de fuego guardando la entrada al Paraíso que dilapidaron nuestros padres. Mas he de perderlo, porque Abel lo reclama como pago por el servicio de la oveja y mañana debo entregárselo.
Pero al alba juntaré las verduras que quemaré en sacrificio a mi Señor.
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010


5 de junio de 2012

La otra mejilla

El reo cumpliría una condena por haber golpeado a un hombre inocente. La autoridad citó al agresor a su despacho.
- ¿Por qué lo hiciste? - preguntó.
- Yo no fui, fue el Turco.
- Pero golpeaste al que pasaba. ¿Lo conocías?
- Para nada, no. Pero yo soy muy creyente ¿sabe?. Esta medallita me la dio mi mamá y ella hasta me mandó al catecismo. No aprobé porque soy medio lento. Ahí nos decían a cada rato (y eso me lo acuerdo siempre): "hay que poner la otra mejilla". Por eso, cuando el Turco se me vino encima, y yo sé que pega muy fuerte el Turco, me dije "mejor la otra mejilla", como en el catecismo ¿no?. Fue pura mala suerte que justo viene a pasar aquel ... le hice poner la mejilla que faltaba.

e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, 2010

8 de mayo de 2012

Estados


Un clérigo bendijo sus alianzas: ella se comprometió a no violar sus límites, él juró no invadirla.

e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010

Palabra empeñada

La verdad es que ahora, después de tantos años, estaba un poco harta de rasquetear los lamparones de vela que le arruinaban el piso y de limpiar recipientes con flores marchitas y de ventilar la habitación. Sus amigas siempre se las traían, además de sus confidencias y el sahumerio. 
Nunca hubiera imaginado, allá en su lejana juventud, que su inocente comentario le acarrearía estas consecuencias cuando le había asegurado a cada una de sus conocidas: "habla tranquila, soy una tumba".
e-Nanos
Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010

10 de abril de 2012

Triunfo

"¡Lo logró!¡Otro de los nuestros lo logró!" anunciaban los titulares de todos los periódicos. Y traían en primera plana las fotos del que había triunfado en el extranjero, sonriendo con satisfacción a veces; otras, con timidez.

Había desfiles, entrevistas televisivas, la autoridad máxima lo condecoraba. Su triunfo era el nuestro. Y aplaudíamos con entusiasmo. Después, el héroe regresaba al extranjero.

Y nosotros volvíamos a recorrer las ruedas giratorias fijas que nos daban la ilusión de avanzar. Las puertas de las jaulas se cerraban.




e-Nanos

Macedonia Ediciones, Morón, 2010




30 de marzo de 2012

El quebracho y la caña

Un viento fortísimo bajaba desde las montañas.
La caña, con un crujido, se inclinó hasta tocar el suelo. El joven quebracho no pudo doblarse y el vendaval lo volteó.
Cuando pasó la tormenta y la caña vio al quebracho tirado en el suelo, le dijo:
- Esto te pasa por orgulloso. Yo, en cambio, me doblegué ante el destino y ahora puedo seguir viva.
Pero vino un paisano e hizo del quebracho una cuna para su hijito. También cortó la caña para poder pescar.
- ¡Cuán soberbia fui! -lloraba la caña cuando el hombre la apoyó en un rincón de la galería desde donde podía ver la cuna-. Yo siento los temblores de la muerte y el quebracho caído puede abrazar la vida.

e-Nanos

Macedonia Ediciones, Morón, agosto de 2010

2 de marzo de 2012

Como el Diego

Venga, doña, ayudemé a correr la bolsa de la harina porque el Braian se me fue al potrero, a entrenar, y sola no puedo. Aunque por ser el último, me salió tan flacucho ... Estoy segura que él nos saca de aquí. Usté sabe, a él siempre le gustó la redonda. No se ría, así se dice ahora; además, ni usté ni yo entendemos nada de todo esto. Lo viera en el potrero cómo mete la pelota entre los pies de los otros y se la escabulle. Yo lo miré una sola vez y de lejos, hace bastante, porque el Kiri me dijo que me fuera. Pero eso es cuando practican nomás. Cuando juegan contra los otros barrios, va de arquero, como el Pato Abonnosecuánto. Corrasé que ahí pongo la palangana para que levante la masa del pan. No, no le metí chicharrón porque ayer, por entrenar, el Braian no llegó a tiempo a la carnicería y ya habían vendido toda la grasa de chancho. Ahora está con los que mandan en el equipo. Ellos me lo vinieron a buscar hace

21 de febrero de 2012

Confesión

-Contraje matrimonio con ese hombre -declaró la mujer frente al juez- porque era época de epidemia y sólo quedaban vacunas contra la gripe.




e-Nanos


Macedonia Ediciones-Morón, agosto de 2010

5 de febrero de 2012

Zorro, zorro

Había un zorro al que le gustaba merodear por las huertas a la hora de la siesta. Una tarde encontró una vid cuyas uvas estaban en sazón. Se paró sobre las patas traseras y se estiró al máximo para alcanzarlas, pero se encontraban muy altas. Intentó con un salto y otro y otro más. Fue en vano, no llegaba.
La vid, compadecida del zorro y en medio del crujido de la madera y de la resistencia de los zarcillos que permanecían adheridos al espaldar que la sustentaba, dobló su tronco. Perdió unas cuantas hojas y racimos pequeños, pero el zorro pudo saciar largamente su sed.
Cuando este por fin terminó, mientras se relamía el hocico, dijo:
- ¡Qué lástima! Creí que serían más dulces.

e-Nanos

Ed. Macedonia, Morón, 2010